Síntesis o cuestionamiento ?

En la serie del museo, revela simultáneamente la ironía, el humor, la candidez, la ingenuidad, la espera, la esperanza o el deseo. Detrás de estos personajes se esconden la diversidad de las preguntas, la síntesis de los motivos que había tratado. Picasso se pregunta sobre los misterios y la profundidad de la existencia y el sentido de la vida. Demuestra una soltura inaudita: su mano no temblaba nunca. Conjuga con destreza toda una gama de matices de una gran delicadeza. No se deja nada al azar, todo se ha reflexionado, colocado, lanzado con precisión. Todos los dibujos están pintados con tinta china y tizas de colores sobre el cartón sin tratar. Vuelve a los temas que ya había sugerido en la exposición de Aviñón. Algunos evocan épocas concretas de la carrera del pintor y la presentación de cifras y datos se maneja con ironía. Desprende una impresión de tensión perceptible, sobre todo en el pianista, que parece tocar las teclas del instrumento con una pasión superior a él.

El pintor y su modelo, el músico, el arlequín o el mosquetero se responden, dialogan, se completan. Los trazos sencillos conviven con una presión febril, pero el conjunto encierra una armonía conmovedora, en la que la violencia se mezcla con la dulzura. Los dibujos muy depurados no desaparecen detrás de los colores del artista, chillones y a veces excesivos. Los emplea en abundancia para sus arlequines, el tema que tanto le gustaba, como los del circo y los saltimbanquis. En un mismo día, podía terminar hasta seis dibujos, con un tono justo, o a veces excesivo, como sus últimas escenas eróticas, último homenaje a los placeres carnales de la vida.

Como cada dibujo está datado y numerado, podemos seguir la cronología de sus creaciones, sus homenajes a personajes o a artistas que lo habían marcado (Van Gogh o Matisse, por ejemplo), su ánimo sombrío o tierno, sus elecciones de colores, su poder de concentración durante una misma jornada. Los trazos nerviosos y la letra atropellada contribuyen a la impresión de abundancia del conjunto. Sabemos que al artista le gustaban mucho las series y las variaciones. Él que adora «el movimiento de la pintura, el esfuerzo dramático de una visión a otra, aunque el esfuerzo no se lleve al extremo» deja en herencia una producción prolífica que revela la intensidad de su reflexión. Picasso se reivindica como autor y sujeto de su propia historia, observador de su propia mirada, del diálogo entre el artista y el hombre en el que se ha convertido. «Lo que cuenta no es lo que hace el artista, sino lo que es» repetía Picasso.

La exposición presentada con motivo del festival de Arlés 1971 tuvo un gran éxito. Otros tiempos, otras costumbres… En los archivos del museo de Arlés, se encuentra la correspondencia con el impresor parisino sobre la tarjeta de la invitación y el póster: como no podía ir a llevárselo a París, Jean-Maurice Rouquette le envió el dibujo de Picasso que guardaba como referencia… ¡por correo! Se acondicionaron tres salas del museo especialmente para acoger las variaciones que tanto le gustaban al artista. Además, Picasso fue nombrado ciudadano de honor de la ciudad de Arlés. La exposición se prorrogó cuando el Ministerio de Cultura decidió ofrecer la entrada gratuita a todos los museos nacionales que albergaran obras del pintor durante diez días, entre el 21 y el 31 de octubre de 1971, en homenaje al artista, como acredita esta carta de Jean Chatelain, director de los museos de Francia, a Jean-Maurice Rouquette, también conservada en los archivos del museo y datada del 5 de octubre de 1971 : «El gobierno francés, a fin de rendir un solemne homenaje a Pablo Picasso con ocasión de su 90.º cumpleaños, ha decidido, entre otras medidas, la apertura gratuita al público, del 21 al 31 del próximo octubre, de los museos nacionales en donde haya obras del maestro, tanto a título permanente como temporal, a saber: el Museo del Louvre, el Museo Nacional de Arte Moderno y el Museo Nacional de Vallauris. Quería hacerle partícipe […] de esta decisión […] para que pudiera sumarse a este homenaje […].»