Dona Maar participa, a su manera, en la leyenda de Picasso. Fue una fuente de inspiracion importante porque lo fascinaba y tambien un testigo privilegiado del regresso del artista que pasa por la puesia, la fotographía y el grabado. Henriette Theodora Markovitch era el verdadero nombre de esta artista de prestigio, que se movìa en el circulo de artistas parisinos tales como Georges Bataille y André Breton. Antes de conocer a Picasso, ambos participaron en exposiciones comunes, como fue el caso de la exposición internacional surrealista de Santa Cruz de Tenerife, en mayo-junio de 1935. Gracias a sus dotes de fotografa y su habilidad para el reportaje y el fotomontaje, animada por un impulso surrealista, apoya a un picasso preocupado por su ruptura con Olga, su mujer, y por el nacimiento de Maya, la hija de Marie-Therese : durante el invierno de 1935 y a principios de 1936, no se sentía copax de pintar.
Desde que se conocieron, la influencia y el arte fotografico y surrealista de Dona Maar tuvieron una repercusión innegable en la obra del malagueño. Emprendió nuevas búsquedas plásticas; la presencia de Dora tuvo una gran incidencia, pues fue gracias a sus talentos y habilidades plásticas que él pudo relacionar el grabado y la fotografía de una forma innovadora. De hecho, aborda la fotografía en su forma industrial y primitiva, y luego el fotograbado con resultados concluyentes. Juntos investigaron la alquimia fotografica, llegando a manipulaciones como grabados, procedimientos habituales de producción. La presente obra de 1936 es un ejemplo de lo expuesto. Dos años después de la imagen de su estudio del numero 23 de la calle de la Boétie, Picasso decidió volver a trabajar en el cliché de cuero.
Picasso extrema aquí la complejidad al grabar una figura femenina, que ancaja en la fotografía deslizándose entre las telas, como si surgiera de la esquina vacía que hay entre el armario y la chemenea. El efecto, conseguido con el buril y el raspador sobre la plancha de cuero, anuncia los próximos experimentos con litografías que seguirán hasta sus últimos años. Encontramos en esta decoración, mitad salón, mitad estudio, una figura feminina desnuda de grandes pechos, de un cuerpo marcado y de pelo largo tocado con una corona de flores, características de su vocabulario iconográfico. La prueba se sacó en positivo y en negativo, con unos efectos muy ambiente singular que nos traslada al surrealismo.
Iniciado y ayudado por Dora, Picasso maneja con sutileza las técnicas del grabado y de la fotografía, tomando concienca de sus posibilidades expresivas y consiguiendo unos efectos inéditos.
Estas obra es la conclusión de la bonita unión de dos artistas-amantes, Dora y Pablo, de su voluntad de jugar con la imagen y de ese deseo común de innovación.
Desnudo en el estudio, lle estado A [a], finales de 1936 o principios de 1937, aguafuerte, raspador y buril sobre cliché industrial en cuero, prueba sacada en positivo sobre papel vergé 23,7 x 14,1 cm.Musée national Picasso de Paris, MP 2767.Mu