A través de la observación de las interfases [1] de los cortes estratigráficos, podemos concluir que cuando Picasso realizó Azoteas de Barcelona, la capa subyacente, es decir, la correspondiente a la pareja, estaba ya completamente seca. Este dato ayuda a confirmar que pasó un tiempo considerable entre ambas intervenciones. En algún momento previo al inicio de esta última composición, el artista retiró localmente la pintura fresca con una espátula, a fin de eliminar el exceso de materia y así poder continuar el trabajo con comodidad y sin que los colores se mezclaran entre sí. No podemos precisar si esta pasta pertenece a la composición de la pareja o se trata de un segundo intento desestimado, sin relación alguna con las otras dos composiciones.
El proceso de ejecución de Azoteas debió de ser relativamente rápido, ya que Picasso trabajó al óleo con abundante blanco de plomo, aplicando capas de color muy finas y fluidas. La presencia de este pigmento y del disolvente para diluir el color habría ayudado a acelerar el secado. Para concluir la pintura, el modartista aplicó al menos tres capas, partiendo de la tonalidad más oscura y sobreponiendo tonos claros. El color azul más puro se empleó de forma exclusiva para dibujar las líneas principales de los edificios y el blanco puro se reservó para las nubes.
Para la preparación de las estratigrafías, se tomaron cuatro micromuestras [2] de zonas suficientemente representativas, aprovechando siempre las fisuras existentes en la capa pictórica. Las dos características que destacan de estas muestras analizadas se resumen en estratigrafías muy complejas y coloristas en las capas internas, resultado de una pintura elaborada en diferentes fases y con notables variaciones cromáticas. Esto contrastaría con el resultado final visible ―una escena donde predomina el azul, complementada con toques terrosos― y confirma que Picasso transformó su paleta en un limitado espacio temporal. También se aprecian algunos cambios en la técnica de aplicación, con la progresiva pérdida de materia hacia capas de color más finas y fluidas.
La zona correspondiente a la pareja oculta colores muy vivos, visibles tanto en la estratigrafía como a simple vista a través de las fisuras de la capa pictórica. Las carnaciones responden a rosas y marrones, perfilados con azul, y el fondo que las rodea es rosa anaranjado, parece cubrir grandes planos y no está aplicado por puntillismo o pincelada fragmentada.[3]
Las imágenes obtenidas por espectroscopia molecular, rayos X, reflectometría de infrarrojos y fluorescencia ultravioleta visible, así como los resultados del análisis de las secciones de los estratos cromáticos de las micromuestras, han permitido una aproximación objetiva a las diferentes composiciones que conforman la obra, concluyendo que tenemos dos intervenciones diferentes: Azoteas de Barcelona y la pareja desnuda. En medio de ambas capas, también existen trazos de lo que podría ser un intento de tercera composición que ha sido imposible individualizar.
[1] Espacio entre las capas pictóricas, solo visible al microscopio.