Tras Guernica, la evolución del pintor hacia escenas cotidianas también desconcertó a sus contemporáneos. En un texto poco conocido, Aragon aventuró la siguiente interpretación: «Esta imaginería nueva y fantástica que descompone y recompone cien veces los objetos cotidianos, tres o cuatro objetos nuevos elegidos para esta nueva manera de pintar, [¼] su secreto y encanto sin duda resultarán oscuros para muchos. Sin embargo, creo que se aclara si digo que estos cuadros, tan alejados de las realidades de la guerra, serían incomprensibles sin la guerra española».[1] Y concluía así: «el cielo es más azul cuando se mira desde una prisión».
A través de la potencia tanto poética como política de sus cuadros, Picasso trataba de superar lo ineluctable y hacer que sus contemporáneos vieran lo que temían afrontar. A partir de esa época, Picasso aportaría fondos a los republicanos[2] y, a principios de 1939, aceptó firmar una petición para que fueran liberados los intelectuales españoles internados en campos de refugiados en Francia.
Tras la declaración de guerra, en abril de 1940, el artista, que ya tenía dos hijos franceses, solicitó la nacionalidad francesa –un hecho que se descubrió[3] después de que Rusia entregara en el año 2000 los archivos de la Prefectura de Policía de París incautados por los nazis en 1940 y guardados por los soviéticos durante cincuenta años. Las simpatías de Picasso por artistas y escritores comprometidos provocaron, en un contexto de clandestinidad del partido comunista tras el pacto germano-soviético, un informe desfavorable de los servicios policiales de información. «Llegado a Francia en 1900 para estudiar pintura, el antes mencionado ha cumplido con los requisitos que rigen la estancia de extranjeros y está en posesión de un permiso de residencia expedido el 23 de noviembre de 1937 y válido hasta el 30 de noviembre de 1942. [¼] Conviene recordar que no siempre ha mantenido hacia a Francia la actitud de respeto que se espera de todo extranjero hacia su país de acogida. Un informe del 7 de mayo de 1940, señala que unos días antes, en el Café de Flore, Ruiz-Picasso criticó violenta y públicamente nuestras instituciones e hizo abierta apología del comunismo. [¼] Del conjunto de informaciones recogidas, se desprende que este extranjero no reúne ningún mérito para obtener la nacionalidad; por otra parte, [¼] debe ser considerado como sospechoso desde el punto de vista nacional».[4] En consecuencia, se le denegó la nacionalidad francesa.
[1] Louis Aragon, «Le bleu de Madrid», Regards, n°264, 2 de febrero de 1939.
[2] Géraldine Mercier, «Picasso au cœur du réseau d’aides aux républicains», Guernica, Musée national Picasso-Paris/Gallimard, 2018, p. 223.
[3] En Pierre Daix y Armand Israël, op.cit.
[4] Direction des renseignements généraux, brigade spéciale, Préfecture de police de Paris, informe del 25 de mayo de 1940.