La reunión de bergsonismo

En el cubismo de los años 1909-1912, Picasso adopta un estilo «oscuro» y hermético en sus obras. Estas reflejan su trato con artistas y escritores de la intelectualidad, sobre todo del universo del pensamiento filosófico. Tanto los inspiradores del cubismo como los inspirados por este1, Max Jacob, Gertrude Stein, Apollinaire, Alfred Jarry, y los escritores reunidos por las revistas La Voce y Leonardo (Ardengo Soffici, Giovanni Papini y Giuseppe Prampolini), desempeñarán un papel decisivo en la configuración del nuevo estilo de Picasso. Y fue en esos ambientes donde el artista conocerá al filósofo de la duración, Henri Bergson. 

En los medios artísticos y literarios de la Belle époque, el bergsonismo estaba, para parafraseando a Leo Stein, «en el aire». Los cubistas Gleizes y Metzinger encontrarán en el bergsonismo un fundamento para su intuición, y en sus primeros textos harán referencia constantemente a fórmulas filosóficas elaboradas por Bergson. Sin embargo, una comprensión errónea de estas fórmulas en sus obras los someterá a un marco interpretativo que alterará su sentido, como señala Soffici. Y lo mismo ocurrirá con los futuristas.

A diferencia de estos últimos, y después de la prohibición de Apollinaire de hacer referencia a la «metafísica», Picasso rechaza toda filiación teórica, por lo menos verbalmente. No obstante, su cubismo sigue impregnado del espíritu del bergsonismo. Conceptos claves como los de la duración, la intuición y el impulso vital se verán revalorizados por Picasso dentro de la actividad artística.

De forma más marcada que en otras épocas de su creación, y sobre todo en su época analítica, la obra de arte se concibe como un universo inteligible encerrado en sí mismo, en posesión de las normas de su propia autoevaluación, independientemente de cualquier referencia exterior. Aunque no de una forma exclusiva, pues, por su condición de obra, abre una puerta a su propia interioridad que propone como una metacognición. Es decir: se esfuerza por demostrar por sí misma su aptitud para justificar su propia dinámica autogenerativa y autorregenerativa; lo que garantiza la autoridad del discurso plástico, pero sobre todo su autoría.

Mientras que las influencias del bergsonismo en el arte de los cubistas de Puteaux y de los futuristas se han estudiado en profundidad, en el caso de Picasso, y a pesar del interés que ofrece su obra en un contexto así, la incidencia del pensamiento de Bergson en ella no se ha explorado lo suficiente. La contribución de Pierre Francastel, es el único estudio decisivo realizado sobre el tema, y data del año 1946.

Picasso, autorretrato fotográfico de 1908
Henri Bergson