Calificación y éxito para Picasso

André Salmon, en sus Souvenirs sans fin, nos hace revivir las subastas en directo: «El gran momento fue el de la adjudicación de los Picasso. ¿En qué puerto ibas a atracar, glorioso bateau-lavoir [“barco-lavadero”, nombre por el que se conocía un estudio de Picasso en París]? […]

"De Pablo Picasso, un cartón de 77,5 x 52,5… Mujer y niños… Piden mil francos... ¿1000 francos?... 1100 francos… ¡Adjudicado! […]

"Sigue igual: Los titiriteros, un lienzo, 2,25 x 2,35 m…"

"Están a la izquierda, de pie; el arlequín, con el antebrazo izquierdo a la espalda, mostrando su perfil, girando la cabeza hacia la derecha y dando la mano a una niña, con falda de bailarina, cuya palma derecha se apoya levemente en el asa de una cesta; el hombre gordo de frente (aparición de Apollinaire), con un saco a la espalda; el adolescente, con el maillot de trabajo, cargando el tambor al hombro; y el niño vestido con ropa que le queda grande. A la derecha, una joven sentada, con sombrero de paja, el brazo izquierdo doblado, una mano en el hombro, la otra descansando sobre las rodillas. Detrás de ella, un cántaro."

¡Época de los saltimbanquis! ¡Nuestros mejores días de la calle Ravignan!

"Pedimos ocho mil francos por los Titiriteros… Nueve mil… Diez mil… Siempre a la izquierda… ¿Alguna puja a la derecha?... Once mil… la puja está delante de mí… once mil quinientos… ¡Adjudicado!".

El martillo de marfil da un golpe seco. Nos ha golpeado un poco en el cráneo: 11.500… Dos millones trescientos mil francos de los de ahora…

Nos pusimos todos en pie para aplaudir. Y contuvimos las ganas de cantar»[i].

El 2 de marzo de 1914 se convierte en un día triunfal para Picasso, que ve cómo se dispara su cotización y saborea su primer éxito público. El año anterior, su marchante Kahnweiler había vendido a Morozoff, en una transacción privada, El acróbata sobre una pelota de 1905 (Fig. 13), pintura recomprada a Gertrude Stein por un importe mayor: 16.000 francos-oro. Pero el público no se había enterado y Picasso no se había beneficiado económicamente de esta venta de segundo mercado. Pierre Assouline cuenta, en su biografía sobre Kahnweiler, que este último se fue corriendo a casa Picasso justo después de la subasta para darle la increíble noticia. El gran lienzo de los saltimbanquis alcanzó un precio récord.

Sus otras obras tampoco se vendieron mal: además de los Titiriteros, Thannhauser se llevó el óleo El hombre con la hopalanda (Fig. 7) y el pastel Mujer y niño (Fig. 14), por 1350 francos cada uno; el experto Druet compró por 1100 francos la pintura Mujer y niños (Fig.6), Poiret terció con el cuadro cubista Frutas en una escudilla (Fig.10) por 1200 francos, un precio notable para una obra cubista. Brunnel adquirió la acuarela El hogar y el niño, (fig.15) a 1100 francos, mientras que un tal Cabaret o Cabarel[ii] se llevaba, quizá por cuenta del entorno de Level, el dibujo La absenta (Fig.16), que reencontramos más tarde en la colección de André Lefèvre, por 400 francos, y Contemplación (fig.4), que formará parte de la colección de Raoul Pellequer, sobrino-nieto de Level, por 1900 francos. Podríamos pensar que Emile y Maurice Level prefirieron mantener la cotización del español adquiriendo por 700 francos el dibujo Interior, mujeres y niños (Fig.3), pero también desembolsaron 2600 y 5200 francos, respectivamente, por las dos hermosas aguadas El payaso a caballo (Fig. 12) y Las tres holandesas (Fig. 11).

 

[i] Cf. nota 18.

[ii] Catálogo anotado de la venta «La Peau de l’Ours», Hôtel Drouot, salas 7 y 8, 2 de marzo de 1914, biblioteca Jacques Doucet.

Picasso, L'acrobate à la boule, 1905, Musée Pouchkine Moscou
Picasso, L’Homme à la houppelande, 1900, Van Der Heydt Museum Wuppertal
Picasso, Femme et enfant, 1901, Collection Particulière