Cuando André Level -(1863-1946) coleccionista, hombre de negocios y financiero, pero sobre todo aficionado ilustrado-, fundó en 1904 la asociación de La Piel del Oso (La Peau de l’Ours ) con algunos amigos, no se imaginaba que pudiera desembocar, diez años después, en una operación especulativa sin precedentes, que colocaría al arte moderno en el primer plano de la escena artística y ofrecería a Picasso su primer gran éxito público.