Calder y Picasso

Los dos artistas participaron en el pabellón español de la Exposición Universal de 1937. El visitante entraba por la planta baja, donde se celebraban conferencias, actos y encuentros. Era en este espacio donde el Guernica de Picasso dialogaba con La fuente de Mercurio de Alexandre Calder. Pero sus autores ya habían coincidido antes, cuando se conocieron en 1931. Calder creaba móviles abstractos y estaba muy interesado en las esculturas de alambre de Picasso. El pintor fue el autor de una escultura denominada «transparente» que aparece como el resultado de un «dibujo en el espacio». Cada uno a su manera, los dos artistas abrieron nuevas perspectivas, buscando el gesto nuevo y otro tipo de relación entre el espacio y el espectador, otra forma de entender los materiales en razón de su masa, peso o resistencia, como su levedad o su pesadez.

Al explorar temas figurativos o abstractos, la exposición «Calder-Picasso» estudia la expresión del «vacío-espacio» en las obras de estos dos artistas, en sus ecos y sus diferencias. Esta intención se basa en las relaciones entre los dos hombres, sus puntos en común, sus colaboraciones artísticas. Se han reunido unas 150 obras de acuerdo con un recorrido temático.

De la exposición, el visitante sale con un sentimiento indescriptible de haber rozado masas aéreas, suspendidas en equilibrio, sólidas y frágiles a la vez, de una elegancia muda. La belleza de las formas atrae la mirada. Sería un error asociar indiscriminadamente a estos dos artistas que no comparten las mismas fascinaciones declamadas por sus búsquedas respectivas, incluso aunque los dos exploren la importancia de los vectores y los centros de gravedad. Así, los comisarios de la exposición analizan de forma contundente y apasionante este combate plástico entre dos personalidades de mirada cincelada. Sentimos que los mueve un deseo muy profundo de abordar las nociones de equilibrio, de vacío y de espacio con un virtuosismo desconcertante, un enfoque artístico imperial, un movimiento de regreso y recordatorio poético como un momento de gracia suspendido en el aire. Calder busca una dinámica innovadora, aprehende el vacío guiado por una curiosidad intelectual, invocando fuerzas invisibles que superan los límites de la naturaleza o lo que él llama la «grandeza-inmensa». Él que afirma «Toda mi teoría sobre el arte se resume en la disparidad que existe entre la forma, las masas y el movimiento» aborda este movimiento de una forma muy original. El enfoque de Picasso da más relieve a lo íntimo y derriba todas las fronteras entre el autor y su motivo. Picasso quiere captar lo esencial sugiriéndolo. Los dos parece que esculpen o pintan para mostrar mejor el vacío y la ausencia. Sus gestos artísticos, presentados sutilmente en los espacios del Museo Picasso, se inscriben en una búsqueda personal intensa, fielmente transcrita a lo largo del recorrido.

 

«Calder-Picasso»

19 de febrero-25 de agosto de 2019 - Musée National Picasso de París

Exposición realizada en colaboración con la Calder Foundation y la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso para el Arte. Se presentará en el Museo Picasso de Málaga en otoño de 2019.