Gertrude Stein y el «dejarse vivir»de Bergson

Como demostró Lisa Ruddick[1], la técnica de Gertrude Stein anterior a la guerra rechaza la atención selectiva y defiende el desinterés perceptivo o la desintegración de la focalización en el objetivo de capturar el llamado stream of consciousness; es decir: una experiencia en la duración. Bergson describe esta duración cualitativa con una expresión tan sencilla como hermosa: «dejarse vivir»[2]. La estética resultante es una estética del tiempo, instituida por procesos que James y Bergson llaman «durational processes». Es importante entender el papel que desempeña la percepción actual en la constitución de la estética del tiempo de Bergson, pues es fundamental para definir una estética del cubismo analítico. Lo que prima en esta pintura es el aspecto dinámico de la experiencia: una sucesión de cambios cualitativos que se funden, que se penetran, sin contornos precisos[3]. La singularidad de este arte remite a la constitución de un espacio-tiempo.

Empleando una sintaxis desarticulada, de superposiciones y de discontinuidades inusitadas, la escritura analítica se erige sobre lo que Bergson considera el "esquema motor"[4] de una imagen percibida. Volviendo a pasar sobre sus contornos, la imagen-recuerdo se superpone como un eco. La forma indiferenciada de representar, en los cuadros analíticos, estas imágenes superpuestas, también implica una indiferenciación perceptiva. Carente de una percepción tan rica, y con la tendencia motriz como «comprimida en el sitio», la imagen no se reconoce, de ahí "la ambigüedad" que tanto se critica en la pintura hermética de Picasso y en la prosa de Gertrude Stein. En los poemas de esta última, no hay una progresión secuencial y lineal del pensamiento, sino una mezcla compleja de ideas que se funden las unas en las otras y que componen una continuidad ininterrumpida, un flujo acompasado. Y creemos que no es una casualidad que este método se haya desarrollado en paralelo en la pintura analítica de Picasso, evocada precisamente en el poema que ella le dedicó, A Completed Portrait of Picasso.

 

[1] Lisa Ruddick, « “Melactha” and the Psychology of William James », en Modern Fiction Studies, 28, n.º 4, invierno de 1982-1983, págs. 545-556. V. también Robert Kiely, John Hildebidle, William James and the Modernism of Getrude Stein, Modernism Reconsidered, Harvard University Press, Cambridge 1983, págs. 47-63.

[2] : «La duración completamente pura es la forma que toma la sucesión de nuestros estados de conciencia cuando nuestro yo se deja vivir, cuando se abstiene de establecer una separación entre el estado presente y los estados anteriores […]», Henri Bergson, Essai sur les données immédiates de la conscience, in Œuvres, PUF, París, 1959, p. 67 [ed. española Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia, Ediciones Sígueme, S.A., Salamanca, 2006].

[3] Aquí retomamos la definición de la duración tal cual la enuncia Bergson: «La pura duración consiste en una sucesión de cambios cualitativos que se funden, que se penetran sin ningún contorno preciso, sin ninguna tendencia a exteriorizarse los unos con relación a los otros, sin ninguna semejanza con el número: obtendré así la heterogeneidad pura» Ibid., p. 70.

[4] Henri Bergson, Matière et mémoire. Essai sur la relation du corps à l'esprit, París, 1896. V. también Michel Leflot, Idées de Bergson tirées de son livre "Matière et mémoire : Résumé — Éclaircissements, Éd. de Broca, París, 2010, p. 37 y ss.

Gertrude Stein per Cecil Beaton