Femmes d’Alger, un ámbito de encantamiento.
par Bernadette Caille
índice
- >> La fascinación por Oriente de los artistas y el poder en el siglo XIX
- >> El viaje de Delacroix a Marruecos en 1832: una revelación
- >> En el Louvre, Picasso se encuentra con Delacroix
- >> Como Delacroix, la libertad de pintar
- >> Para Picasso, como para Delacroix, la belleza y los tormentos de Argelia
- >> En la piel de los grandes maestros de la pintura
- >> Femmes d’Alger, entre la apropiación y la imaginación fecunda
- >> Más allá de lo obvio, la inserción de Picasso en la historia del arte
- >> El universo de Picasso: una inmensa soledad
Femmes d’Alger se convirtió en el elemento detonante de una serie realizada entre noviembre de 1954 y febrero de 1955. Picasso admiraba sobre todo a Delacroix por haber sabido reivindicar una cierta libertad a la hora de pintar y por su rechazo al tedioso inmovilismo académico imperante en su época. En el curso de sus respectivas vidas, por su búsqueda incansable de la expresión innovadora y su conciencia comprometida, compartieron una especie de irreverencia respecto a la tradición que sin embargo ambos respetaban.